Por Madretierra Tarot
Mayo, para mí, es el
mes de la madre, es un mes donde todos y todas laburamos un poquito con este
arquetipo. Tal vez porque este mes el sol entra en Tauro y este signo está
regido por Venus, un planeta absolutamente femenino; o porque el símbolo
antiguo de la Gran Madre
eran los cuernos curvos, simbolizando las fases de la luna; o simplemente
porque este mes cumple años mi madre y para mí es muy significativo.
Mi madre es una mujer
simple, muy taurina si se quiere, servicial. Ella siempre está donde la
necesitan, cocina riquísimo y es su manera de demostrar su amor, porque es
medio “seca” y le cuesta el abrazo y los besos como todo toro. Pero, en su
atención y su nutrición, está todo el amor, es capaz de aprender una receta sólo
para agasajarte, para mí que no se cocinar, eso toda una demostración de amor.
El arquetipo de la
madre en el tarot es La Emperatriz, no es más que mi madre misma. No es más que
una mujer taurina, abundante, que consigue lo que quiere cuando se lo propone,
valiente y decidida a dar y proteger con alma y vida a sus hijos. El arquetipo
de la madre en el tarot representa ese ser omnipresente para un bebé, el todo,
el abrigo, el nido, el alimento, el mimo.
Hay un tiempo en que
todos necesitamos tomar distancia de ese modelo, y es justamente para
acercarnos a él. Pero ya no vinculados, sino como protagonistas del mismo. Este
tiempo puede ser doloroso o difícil, pero necesitamos diferenciarnos de nuestra
madre para crecer como hijos y convertirnos en padres. Indica un antes y un
después en el vínculo con la madre, es tiempo de asumirnos como seres
independientes.
Para todos, en la
niñez, nuestra madre es la heroína, la protectora, la que ama, la nutricia. En
la adolescencia esa misma madre se convierte en un neandertal desconocido llamado
“Dora”, la limitadora, la perseguidora, la acusadora, la descalificadora y demás
doras, este es exactamente el quiebre. Es bueno no quedarnos en esta etapa y
pasar el resto de nuestras vidas no haciéndonos cargo y acusando a nuestras
madres por todo lo que nos pasa y continuar en la queja.
Cuando crecemos las
mujeres atravesamos el arquetipo de La Emperatriz y los hombres del Emperador. Esto no
llega porque hemos tenido un hijo, llega cuando somos padres, actuamos y sentimos
como tal. Un padre o madre inmadura es un hijo que no ha superado la etapa de
la madre heroína o la etapa de madre “Dora”.
Reconocernos como
padres nos permite ser creadores. Nos da la posibilidad de ser generadores de
nuestro propio destino, en libertad e independencia, es lo que muchos llaman
madurez.
Yo me quedé algún
tiempo con el dolor de no sentirme querida por mi madre, por algunas cosas que
suponía. Un día pude volver mediante un ejercicio en círculo a la panza de mi
progenitora, donde, pese a que me resistí porque creí sentir su rechazo, me
sorprendí sintiendo sus caricias y una melodía. También cierta tristeza y
confusión de su parte, pero fundamentalmente amor, un amor que superaba todo
obstáculo, tan fuerte que se mantuvo latente en mi recuerdo físico y emocional
y volvió a aflorar en ese momento, cuando volví totalmente conmovida por lo
sentido, ella cuidaba mis hijos en y me senté —mate en mano— a contarle todo lo
que había vivido, y mi madre me dijo muy sencillamente: “Zulma, es cierto, vos
no fuiste una hija buscada, sí muy esperada porque yo te amé desde que supe que
estabas en mí”. Y toda mi vida se resinificó en amor y sanación. Por eso hoy
puedo ser La Emperatriz ,
nutriendo y nutriéndome, abundante y plena, madre y amante, madre y esposa.
Sobre todo mujer independiente creadora de mi universo.
Mi madre es una mujer
simple, servicial, hacendosa, que comete muchos errores como yo porque somos
humanas y estamos aprendiendo, y ya no es la “Dora” porque ahora me
responsabilizo de mis acciones y sentires. Es esa mujer que me ama
profundamente así como soy, a mí y a mi familia, la honro por darme la vida, y
elegir vivirla a mi lado día a día.
Bendiciones a todas
las madres y padres que han asumido la maravillosa experiencia de vivir en
familia, como sea que se componga, a quienes eligieron hoy ser responsables de
sí mismos y de esos locos bajitos, les deseo que sean padres felices, risueños,
juguetones y abundantes, y que malcríen a sus hijos llenándolos de amor y más
amor, porque lo que vuelve es insospechable, esos peques son siempre muy
agradecidos.
Escrito para Mujeres Divinas
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