lunes, 7 de diciembre de 2015

La Emperatriz


Por Madretierra Tarot

 

Mayo, para mí, es el mes de la madre, es un mes donde todos y todas laburamos un poquito con este arquetipo. Tal vez porque este mes el sol entra en Tauro y este signo está regido por Venus, un planeta absolutamente femenino; o porque el símbolo antiguo de la Gran Madre eran los cuernos curvos, simbolizando las fases de la luna; o simplemente porque este mes cumple años mi madre y para mí es muy significativo.


Mi madre es una mujer simple, muy taurina si se quiere, servicial. Ella siempre está donde la necesitan, cocina riquísimo y es su manera de demostrar su amor, porque es medio “seca” y le cuesta el abrazo y los besos como todo toro. Pero, en su atención y su nutrición, está todo el amor, es capaz de aprender una receta sólo para agasajarte, para mí que no se cocinar, eso toda una demostración de amor.

El arquetipo de la madre en el tarot es La Emperatriz, no es más que mi madre misma. No es más que una mujer taurina, abundante, que consigue lo que quiere cuando se lo propone, valiente y decidida a dar y proteger con alma y vida a sus hijos. El arquetipo de la madre en el tarot representa ese ser omnipresente para un bebé, el todo, el abrigo, el nido, el alimento, el mimo.

Hay un tiempo en que todos necesitamos tomar distancia de ese modelo, y es justamente para acercarnos a él. Pero ya no vinculados, sino como protagonistas del mismo. Este tiempo puede ser doloroso o difícil, pero necesitamos diferenciarnos de nuestra madre para crecer como hijos y convertirnos en padres. Indica un antes y un después en el vínculo con la madre, es tiempo de asumirnos como seres independientes.

Para todos, en la niñez, nuestra madre es la heroína, la protectora, la que ama, la nutricia. En la adolescencia esa misma madre se convierte en un neandertal desconocido llamado “Dora”, la limitadora, la perseguidora, la acusadora, la descalificadora y demás doras, este es exactamente el quiebre. Es bueno no quedarnos en esta etapa y pasar el resto de nuestras vidas no haciéndonos cargo y acusando a nuestras madres por todo lo que nos pasa y continuar en la queja.

Cuando crecemos las mujeres atravesamos el arquetipo de La Emperatriz y los hombres del Emperador. Esto no llega porque hemos tenido un hijo, llega cuando somos padres, actuamos y sentimos como tal. Un padre o madre inmadura es un hijo que no ha superado la etapa de la madre heroína o la etapa de madre “Dora”.

Reconocernos como padres nos permite ser creadores. Nos da la posibilidad de ser generadores de nuestro propio destino, en libertad e independencia, es lo que muchos llaman madurez.

Yo me quedé algún tiempo con el dolor de no sentirme querida por mi madre, por algunas cosas que suponía. Un día pude volver mediante un ejercicio en círculo a la panza de mi progenitora, donde, pese a que me resistí porque creí sentir su rechazo, me sorprendí sintiendo sus caricias y una melodía. También cierta tristeza y confusión de su parte, pero fundamentalmente amor, un amor que superaba todo obstáculo, tan fuerte que se mantuvo latente en mi recuerdo físico y emocional y volvió a aflorar en ese momento, cuando volví totalmente conmovida por lo sentido, ella cuidaba mis hijos en y me senté —mate en mano— a contarle todo lo que había vivido, y mi madre me dijo muy sencillamente: “Zulma, es cierto, vos no fuiste una hija buscada, sí muy esperada porque yo te amé desde que supe que estabas en mí”. Y toda mi vida se resinificó en amor y sanación. Por eso hoy puedo ser La Emperatriz, nutriendo y nutriéndome, abundante y plena, madre y amante, madre y esposa. Sobre todo mujer independiente creadora de mi universo.

Mi madre es una mujer simple, servicial, hacendosa, que comete muchos errores como yo porque somos humanas y estamos aprendiendo, y ya no es la “Dora” porque ahora me responsabilizo de mis acciones y sentires. Es esa mujer que me ama profundamente así como soy, a mí y a mi familia, la honro por darme la vida, y elegir vivirla a mi lado día a día.

Bendiciones a todas las madres y padres que han asumido la maravillosa experiencia de vivir en familia, como sea que se componga, a quienes eligieron hoy ser responsables de sí mismos y de esos locos bajitos, les deseo que sean padres felices, risueños, juguetones y abundantes, y que malcríen a sus hijos llenándolos de amor y más amor, porque lo que vuelve es insospechable, esos peques son siempre muy agradecidos.

 
Zulma

Escrito para Mujeres Divinas

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