Hoy se pide permiso a la Madretierra para herirla, para abrir en ella un hueco (apacheta) para alimentarla.
Esta fiesta se celebra con gran entusiasmo en el Norte de nuestro país. Y generalmente se festeja durante varios días durante el mes de Agosto.
En el litoral argentino, la gente de campo, durante éste mes prepara la tierra para la siembra antes de los meses de lluvia.
Recuerdo cuando era chica y estaba con mi tía Marta en el campo. Ella con un palo nos marcaba los surcos, y con otros palitos más cortos las niñas (yo y mis primas) ibamos dejando dos o tres semillitas en cada huequito, mi tía los tapaba y con un lata con agujeros en el fondo y un balde grande con agua, que ella llevaba en una carretilla, nosotras regabamos los huecos uno a uno. No recuerdo ni arados, ni tractores, ni cosechadoras, sólo nosotras las mujeres y nuestras herramientas caseras.
Ese era uno de mis rituales cuando niña, cuantos abremos pasados...
No me daba cuenta que jugando mi tía nos estaba enseñando a labrar nuestro camino y a sembrar la vida.
Hoy lo celebro de otra manera, con un grupo de amigos, preparamos chipa, amasamos con el fruto que nos dió la Madretierra, mientras hablamos de nuestros futuros proyectos, y cuando esta listo para comerlo, lo disfrutamos con un buen vinito, pedimos permiso a la Pachamama y hacemos un hueco donde depositamos nuestras ofrendas con amor le oramos agradeciendo los frutos dados durante el año anterior, y pidiendo por la abundancia de este año que recién comienza. Disfrutando un buen momento de alegría y comunión.
Hoy, nosotros, preparamos nuestros calderos donde cocinaremos nuestros frutos cosechados, nuestras medicinas, y será bendecido por la Gran Madre. Nuestras oyas no sólo alimentarán el vientre de nuestras familias nino también el espíritu de nuestra comunidad.
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