Esta festividad se da entre el equinoccio de primavera y el solsticio de verano. Es el triunfo de la luz sobre la mitad oscura del año, la Diosa niña se ha convertido en amante y busca su consorte. Es tiempo de fertilidad y festejo amoroso.
Hay varios rituales para proponerte, pero me gustaría antes que reflexionemos sobre ser mujer, sobre nuestra sexualidad... porque no es posible hablar de pareja si antes no nos encontramos con nosotras mismas.
Para poder conectar con nuestro otro yo, con nuestra alma gemela, antes es necesario reconectarnos con nuestra esencia femenina, con lo sagrado femenino, con el poder que reside en nuestro ser interno, con la Diosa que hay dentro de nosotras mismas.
Debemos ver nuestra sexualidad sagrada como un canal de los misterios espirituales y como la única posibilidad de salvarnos de un ego- patriarcal que tanto daño ha producido no sólo a las mujeres, sino también a nuestro planeta e inclusive al hombre mismo.
El poder femenino se fundamenta en la sabiduría ancestral que surge desde adentro de las entrañas, desde el útero mismo, desde la fuente originaria de vida, allí reside el centro de poder femenino, revalorizar este poder significa creer en nuestra capacidad de ser creadoras de nuestro propio destino, escuchar y entender el lenguaje de nuestro cuerpo que es el que nos transmitirá los mensajes del alma.
Revalorizar el poder femenino significa conocer, aceptar y sacralizar nuestra capacidad de gestadoras de vida y como tales, transmisoras de modelos pre-existentes
pero también con la capacidad de generar nuevos modelos, donde el amor, la igualdad, la creatividad y el respeto por el otro sean valores insustituibles.
El poder femenino radica en sabernos gestadoras de un mundo nuevo, de futuros hombres y mujeres capaces de valorar y disfrutar el inmenso regalo de la Madre Tierra, capaces de convivir respetando y enriqueciéndose con las diferencias de otros, considerándose valores absolutos pero nunca superiores.
Rescatando nuestro poder femenino estamos aceptando haber sido creadas a imagen y semejanza de un Dios femenino, de una Diosa, y estamos reconociendo nuestra capacidad para crear un mundo mejor.
Ahora que hemos recapacitado sobre nuestro poder femenino, puedo decirte que éste es intransferible, pero que muchas veces cuando nos enamoramos lo depositamos en manos de nuestra pareja, y al cabo de un tiempo nos sentimos vacías....Nuestra pareja no puede hacer nada con él, porque el poder femenino sólo se activa en nuestras manos y con un único y propio código, pero se lo entregamos en el afán de entregarnos por completo al amor, como un símbolo de entrega incondicional.
Al pasar el tiempo, y dejar de vernos en los ojos del amado, cuando el idilio del enamoramiento comienza a desvanecerse y la realidad se empieza a percibir, sentimos que el otro nos invade, nos absorbe, que el otro se ha mimetizado tanto con nosotras que no tenemos vida propia, y es real .... pero hemos sido nosotras las entregadoras de nuestra propia libertad al entregarle ese bien tan preciado y sagrado. Nuestra pareja siente que la relación se esta convirtiendo en un peso, se siente sobrecargado y no sabe porque, y en algunos casos siente que debe actuar y pensar por nosotras porque nos cree incapaces, y otros casos, confunde sensación de vacío y pérdida con sumisión y comienza a tratarnos como nuestro superior, usándonos para satisfacer necesidades y deseos propio sin tener en cuenta nuestra decisión, y en otros casos.... se va. Y es así como la pareja se va desvirtuando...
Y es esto, le hemos entregado nuestro poder sagrado femenino en nombre del amor, y no nos damos cuenta de lo vacías que podemos sentirnos al no tenerlo y de lo inútil que es en manos de otros y lo confuso que puede resultar nuestros sentimientos para nosotras y para otros, al no estar conectadas con lo sagrado femenino.
Yo creo que ésta es la causa de muchos de nuestros problemas. El patriarcado se aprovechó de ésta debilidad femenina y por muchos siglos hemos sentido este vació uterino, este ahogo social, y esto nos fue debilitando y los hombres asumieron un falso poder que nos hizo creer inferiores, desválidas y que si no estábamos bajo su dominio y control no podríamos sobrevivir.
Y es por ésta causa, que hoy considero que para hablar de pareja, primero debemos hablar de nuestro poder femenino.
Cuando estamos seguras de él , cuando nos reencontramos con nuestro poder sagrado femenino, encontramos parejas también sagradas. Donde nos complementamos y la mujer respeta y valora lo masculino y el hombre respeta y valora lo femenino. Donde cada uno crece dentro de sus propios ideales y
se enriquece con los ideales del otro. Donde las dos figuras se encastran como las piezas de un rompe cabeza para ser parte de algo más grande que ellos mismos, para ser parte de una familia y esta de una comunidad y esta de un país y este de mundo y este de un universo y este de dos almas gemelas que un día se encontraron para amarse...
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